No hay duda que 1992 quedará grabado en el imaginario colectivo por ser el año de Curro y la Exposición Universal de Sevilla ,y las Olimpiadas de Barcelona. Maastrich afianzaba la Unión Europea y el Descenso Folklórico del Nalón celebraba sus Bodas de Plata.
En el frenesí de 1992, donde este país despegaba hacia la cima, el Descenso Folklórico del Nalón estaba más que contento. Según las informaciones de la prensa, Pola de Laviana reunía a 20.000 personas. Como curiosidad, señalar que mucha gente “desistió de llegar a la Pola” porque a las 15:30 horas se cortaba la carretera. Una prueba más que atraíamos a gente de muy distintos lares.
67 Embarcaciones teñían de color y de fiesta el ambiente, la folixa retumbaba por todos los rincones y la calidad de las construcciones los dejaba a todos boquiabiertos. Charangas, instrumentos, gritos pidiendo agua y risas por doquier. Efectivamente, nuestro ya Señor Descenso gozaba de una salud envidiable.
Se hizo con la Sopera del triunfo la Peña “El Riscar”, la primera de los múltiples triunfos que venían después. La embarcación se llamó: “Somos europeínos o europingüinos”. De una forma graciosa mezclaron a la perfección caracteres que recordaban al Curro de la Expo con temas relacionados con la construcción europea. Como siempre, imaginación al máximo y folixa sin límites.
Nuestros simpáticos ganadores iban vestidos de pingüinos, de esa simpática ave del ártico que sin duda alguna pegaba mucho con el río Nalón.
La segunda posición se la llevó la Peña “Ay Madre”, con su espectacular montaje de la Cleopatra Egipcia. Todos de egipcios acompañados por una esfinge. ¡Saber y cultura acompañan al Descenso!
La Soperina fue ganada por el grupo La Campurra, que además hicieron una reproducción de la ya mítica y famosa máquina de tren.
Como detalle importante cabe señalar que ese fin de semana se había celebrado en La Pola un festival nacional de folclore. Allí se reunieron en una acampada gentes de procedentes de Portugal, Teruel, Pontevedra, Asturias o Ciudad Real. Sin duda alguna, aquel 1992 fue para nuestro Descenso una subida de nivel, un despegue, un reconocimiento de lo que merecía ser.
La Peña “El Riscar” pronto nos acostumbraría a sus éxitos en el Descenso. Se visibilizó como una peña grande, fuerte, unida y cohesionada. Una peña que valoró la importancia de hacer embarcaciones de gran calidad y solidez. La Peña que representaba a ese bar que siempre será patrimonio de los lavianeses.