Recorte de prensa de 1984 donde se recoge la crónica del XVII Descenso Folklórico del Nalón
Recorte de prensa de La Nueva España del 19 de agosto 1984 donde se recoge la crónica del XVII Descenso Folklórico del Nalón

Si decimos “1984”, a todos se nos viene a la cabeza “Big Brother is watching you”. El famoso escritor George Orwell escribía muchos años antes una novela titulada “1984”. Ese Big Brother observador también contemplaría los hechos acontecidos en el XVII Descenso Folklórico del Nalón y la primera victoria toliviana.

Como de costumbre, nuestro querido Descenso se vistió con sus mejores galas. Tras semanas de construcción de embarcaciones y riñas en los astilleros, llegó el día señalado para que Laviana pudiera lucirse con su fiesta.

Aquel 1984 fue una bella estampa asturiana con madrinas echando las flores desde Puente D’Arcu y con cantares populares por doquier. Era un día de sol, y las ganas de mojarse y divertirse se multiplicaban por mil.

Se hablaba de más de 1.500 participantes y más de 30.000 espectadores. Allí desfilaron folklóricos vestidos de gorilas, mafiosos, caribeños y muchas temáticas más. La imaginación en el Descenso no tiene límites.

La Peña de Tolivia se hizo con el podio del triunfo y la codiciada Sopera. Tolivia, que muchos consideran la perla del concejo lavianés, ganó la edición con una embarcación que se llamó “La Cuerria”.

XVII Descenso Folklórico 1984 Peña Tolivia
XVII Descenso Folklórico 1984 Peña Tolivia, Ganadores de la Sopera con su Embarcación “La Cuerria” (Foto cortesía de pachu fernández álvarez)

Aquella aguerrida chavalería toliviana construyó una embarcación de renombre. Hicieron una cuerria con su castañal y todo. Partieron de la base de dos postes de 7 metros, y de ahí consiguieron la base. Las ambiciones de aquellos tolivianos no se quedaban cortas: en la base plantaron ni más ni menos que una castañal que trajeron de otro sitio en un tractor. ¡Todo se llenó de hojas, oricios y castañas para que pareciera una cuerria de verdad!. Teníamos chavales que más bien parecían diseñadores profesionales empeñados en realizar una reproducción fidedigna.

Como detalle, es interesante decir que hasta llegaron a colocar un farol y un fuego encendido.

Aquella embarcación constituía una obra de arte de gran magnitud. Se lució ante todos en el desfile y sobrevivió al río en su bajada hasta La Chalana. No es de extrañar que sorprendiera al jurado: fue sin lugar a dudas toda una reivindicación de la cultura popular asturiana.

La gente toliviana recibió con aquella Sopera una gran inyección de entusiasmo. Dosis que le serviría para triunfos y Soperas posteriores.

Aquel XVII Descenso acabó como era ya costumbre. Miles de personas se agolpaban en el Prau La Chalana y en todo su entorno. Sonaban gaitas, tambores, trompetas, y charangas. La juerga continuó hasta el amanecer entre cántico y cántico. Efectivamente, el Descenso ya formaba parte del flujo sanguíneo de los lavianeses.